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Blog del Profesor.: Florencio Bethencourt González. e-mail.: florencio.bethencourt@gmail.com Este blog pretende ser un elemento de uso educativo, en el amplio sentido de la palabra y sin ningún animo de lucro.
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- Florencio Bethencourt.
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viernes, 28 de octubre de 2011
domingo, 9 de octubre de 2011
jueves, 6 de octubre de 2011
Nobel de Química 2011 para los cuasicristales.
Daniel Shechtman, científico del Instituto de Tecnología de Haifa (Israel), recibe este año el Premio Nobel de Química, en solitario, por el descubrimiento de los cuasicristales, según ha anunciado la Real Academia de Ciencias Sueca.
Shechtman, nacido en Tel Aviv hace 70 años, hizo el descubrimiento en 1982, trabajando en Estados Unidos durante un año sabático, en el NIST (U.S. National Institute of Standars and Technology), ha comentado el comité Nobel al presentar el galardón.
"En los cuasicristales encontramos los fascinantes mosaicos del mundo árabe reproducidos al nivel de átomos: patrones regulares que nunca se repiten a si mismo", explica la Academia sueca. "Sin embargo la configuración descubierta en los cuasicristales se consideraba imposible y Shechtman tuvo que luchar una dura batalla contra la ciencia establecida", añaden los académicos. El hoy trabajo premiado alteró fundamentalmente la concepción de los químicos acerca de la materia sólida.
Se creía que en la materia sólida los átomos estarían dentro de los cristales siguiendo un patrón simétrico que se repetiría periódicamente una y otra vez. Para los cíentíficos, se requería la repetición para obtener un cristal. Por ello, cuenta la Fundación Nobel que la imagen que surgió en el microscopio electrónico ante los ojos de Shechtman, en la mañana del 8 de abril de 1982, contradecía las leyes de la naturaleza. Los átomos en el cristal de esa imagen formaban un patrón que no podía repetirse y que, en teoría, era imposible.
El descubrimiento fue, por supuesto, muy controvertido, hasta el punto de que, ante la defensa insistente que hizo el hoy galardonado con la máxima distinción de la ciencia en su especialidad, se le pidió entonces que abandonara el grupo de investigación. Finalmente la comunidad científica tuvo que capitular ante la evidencia y reconsiderar el concepto que se tenía de la naturaleza de la materia.
"Cuando los científicos describen los cuasicristales de Shechtman, utilizan un concepto derivado de las matemáticas y del arte: el número áureo, que despertó el interés incluso de los matemáticos de la Antigua Grecia. En los cuasicristales, por ejemplo, la relación entre distancias entre átomos está relacionada con ese número áureo", continúa la explicación del Premio Nobel. Tras el descubrimiento de Shechtman, otros investigadores han hecho distintos tipos de cuasicristales en laboratorio e incluso han descubierto algunos en la naturaleza, en muestras de minerales de un río en Rusia. Los cuasicristales también han saltado al mundo industrial.
Shechtman, nacido en Tel Aviv hace 70 años, hizo el descubrimiento en 1982, trabajando en Estados Unidos durante un año sabático, en el NIST (U.S. National Institute of Standars and Technology), ha comentado el comité Nobel al presentar el galardón.
"En los cuasicristales encontramos los fascinantes mosaicos del mundo árabe reproducidos al nivel de átomos: patrones regulares que nunca se repiten a si mismo", explica la Academia sueca. "Sin embargo la configuración descubierta en los cuasicristales se consideraba imposible y Shechtman tuvo que luchar una dura batalla contra la ciencia establecida", añaden los académicos. El hoy trabajo premiado alteró fundamentalmente la concepción de los químicos acerca de la materia sólida.
Se creía que en la materia sólida los átomos estarían dentro de los cristales siguiendo un patrón simétrico que se repetiría periódicamente una y otra vez. Para los cíentíficos, se requería la repetición para obtener un cristal. Por ello, cuenta la Fundación Nobel que la imagen que surgió en el microscopio electrónico ante los ojos de Shechtman, en la mañana del 8 de abril de 1982, contradecía las leyes de la naturaleza. Los átomos en el cristal de esa imagen formaban un patrón que no podía repetirse y que, en teoría, era imposible.
El descubrimiento fue, por supuesto, muy controvertido, hasta el punto de que, ante la defensa insistente que hizo el hoy galardonado con la máxima distinción de la ciencia en su especialidad, se le pidió entonces que abandonara el grupo de investigación. Finalmente la comunidad científica tuvo que capitular ante la evidencia y reconsiderar el concepto que se tenía de la naturaleza de la materia.
"Cuando los científicos describen los cuasicristales de Shechtman, utilizan un concepto derivado de las matemáticas y del arte: el número áureo, que despertó el interés incluso de los matemáticos de la Antigua Grecia. En los cuasicristales, por ejemplo, la relación entre distancias entre átomos está relacionada con ese número áureo", continúa la explicación del Premio Nobel. Tras el descubrimiento de Shechtman, otros investigadores han hecho distintos tipos de cuasicristales en laboratorio e incluso han descubierto algunos en la naturaleza, en muestras de minerales de un río en Rusia. Los cuasicristales también han saltado al mundo industrial.
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martes, 4 de octubre de 2011
Nobel de Física para la aceleración del universo.
ALICIA RIVERA - Madrid - 04/10/2011 / EL PAIS
Los científicos Saul Perlmutter, Brian Schmidt y Adam Riess, reciben el Premio Nobel de Física 2011 por sus observaciones cosmológicas, al descubrir que la expansión del universo, el Big Bang, está acelerándose, según ha informado el comité Nobel de Física de la Real Academia de Ciencias sueca. Es un fenómeno que los científicos no han logrado aún explicar pero que se ha comprobado en diferentes observaciones realizadas después de los trabajos pioneros de los tres galardonados, hace más de una década. Es el misterio de la energía oscura del universo y la mejor interpretación, según muchos expertos, es la constante cosmológica de Einstein. Perlmutter y Riess trabajan en EE UU y Schmidtt, en Australia. Su hallazgo tiene implicaciones directas en el destino del universo, ya que esa aceleración de la expansión indica que el cosmos acabará completamente helado.
Schmidt ha declarado en una conexión en directo con la sala de la Fundación Nobel donde se ha presentado el premio, que, aunque la posibilidad de que su trabajo obtuviera el galardón se comentaba de vez en cuando en su entorno, no se lo esperaba. Por supuesto está encantado. La mitad del premio (un millón de euros) es para Perlmutter y la otra mitad, compartida entre Schmidt y Riess.
Los descubrimientos premiados se remontan a 1998, y fueron una sorpresa general en la comunidad científica. Además, para mayor solidez del hallazgo, fue logrado por dos grupos competidores trabajando independientemente, uno liderado por Perlmutter (el Supernova Cosmology Project) y otro por Schmidt (High-Z supernova Research Team), en el que Riess desempeña un papel clave.
Los dos equipos, en los años noventa, estaban investigando supernovas de un determinado tipo, denominado Ia. Son explosiones finales de estrellas viejas compactas, de la masa del Sol pero el tamaño de la Tierra. Estos científicos observaron que medio centenar de tales supernovas lejanas en el cielo brillaban menos de lo esperado, lo que indicaba que estaban más lejos. Esto indicaba, por increíble que pareciera, que la expansión reciente (en términos cósmicos) del universo se está acelerando. "Comunicamos al mundo que teníamos este resultado loco, que el universo se estaba acelerando", ah recordado Schmidt. "Parecía demasiado loco para ser correcto y creo que estabamos un poco asustados". La expansión del universo, no esta, como cabía esperar, ralentizándose desde la gran explosión, hace unos 13.700 millones de años, sino que está acelerándose.
Los cosmólogos, tras la sorpresa inicial de este hallazgo corroborado por dos grupos competidores, empezaron a analizarlo, buscando explicaciones.
La teoría más generalmente aceptada es que está en acción la llamada constante cosmológica de Einstein, una fuerza de repulsión (algo parecido a la atracción gravitacional, pero de signo contrario) que el gran sabio alemán introdujo en su teoría para frenar el universo y hacerlo estable, como se pensaba entonces que era. Cuando se descubrió que el cosmos estaba en expansión y que, por tanto, no hacía falta frenarlo, Einstein dijo que la constante cosmológica era su mayor error. Décadas después los científicos han desempolvado la idea para explicar, con esa fuerza de repulsión, la aceleración del universo.
En un lenguaje más reciente, la constante cosmológica es la llamada energía oscura y las investigaciones posteriores a los trabajos de los tres galardonados con el Premio Nobel de Física 2011 han determinado que juega el papel fundamental en el universo: el 72% del cosmos es energía oscura, el 26% es materia oscura y sólo el 4,6% es materia normal y corriente, los átomos conocidos.
Perlmutter, estadounidense, nacido en 1959, es profesor de la Universidad de California en Berkeley y del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley. Schmidt, con nacionalidad estadounidense y australiana, nacido en 1967, es profesor de la Universidad Nacional Australiana en Weston Creek. Riess, estadounidense, nacido en 1969, es profesor en la Universidad Johns Hopkins (Baltimoere, EE UU) e investigador del Instituto Científico del Telescopio Espacial.
lunes, 3 de octubre de 2011
TRES CIENTIFICOS GANAN EL NOBEL DE MEDICINA 2011.
ANXO LAMELA (EFE) Estocolmo
El Instituto Karolinska de Estocolmo premió hoy con el Nobel de Medicina o Fisiología a tres científicos por sus logros en el estudio del sistema inmunológico, que abrieron nuevas vías para la prevención y el tratamiento de enfermedades.
Los trabajos del estadounidense Bruce A. Beutler, el francés Jules A. Hoffmann y el canadiense Ralph M. Steinman han posibilitado mejoras en las vacunas contra infecciones y en el tratamiento de los tumores y de las enfermedades inflamatorias.
A Beutler y a Hoffman, que se repartirán una mitad del premio de 10 millones de coronas suecas (1,1 millones de euros o 1,5 millones de dólares), se les ha distinguido “por sus descubrimientos relacionados con la activación de la inmunidad innata”, según el fallo del Comité Nobel.
En el caso de Steinman, que se lleva la otra mitad del galardón, se reconoce “su descubrimiento de la célula dendrítica y su rol en la inmunidad adaptativa”, la última etapa de la respuesta inmunitaria del cuerpo humano.
A lo largo del pasado siglo, los componentes del sistema inmunológico han sido identificados de forma progresiva, y varios de esos descubrimientos han sido distinguidos con el Nobel de Medicina.
Enigma resuelto
Pero los mecanismos de activación de la inmunidad innata y de mediación entre ésta y la inmunidad adaptativa eran un enigma hasta los estudios de los tres premiados con el Nobel de Medicina 2011.
Steinman (Montreal, 1943) descubrió en 1973 un nuevo tipo de células, las dendríticas, y empezó a investigar su papel en el sistema inmunológico.
El científico canadiense demostró que estas células poseían una capacidad única para activar las denominadas células “T”, claves en la inmunidad adaptativa y en el desarrollo de una memoria inmunológica contra distintas sustancias.
De este modo pudo revelar cómo se activa el sistema inmunológico adaptativo y cómo se relaciona con la inmunidad innata.
Hoffmann
Jules Hoffmann (1941), de origen luxemburgués pero nacionalizado francés, investigaba a mediados de la década de 1990 cómo las moscas de la fruta combaten las infecciones, y disponía para ello de moscas con mutaciones en varios genes, como los receptores Toll, proteínas con un papel destacado en la adaptación del sistema inmunológico.
Al infectar a las moscas con bacterias u hongos observó que las que tenían mutaciones en los receptores Toll morían porque no eran capaces de construir una defensa efectiva.
El científico descubrió que los receptores estaban implicados en detectar microorganismos patógenos y que era necesario activarlos para lograr una reacción exitosa contra estos.
Beutler
A finales de la misma década, Beutler (Chicago, 1957) buscaba un receptor para fijar los lipopolisacáridos (LPS), polímeros que forman una especie de capa protectora de las células bacterianas.
Beutler descubrió que los ratones resistentes a los LPS tenían una mutación en un gen muy similar al gen Toll de las moscas de la fruta, lo que demostró que los mamíferos y las moscas de la fruta usan moléculas similares para activar la inmunidad innata al enfrentarse a microorganismos patógenos.
Los descubrimientos de Hoffman y Beutler impulsaron la investigación en el área de la inmunidad innata, y en la actualidad han sido identificados en humanos y ratones una docena de receptores similares a los Toll.
Los tres inmunólogos suceden en el palmarés del Nobel de Medicina o Fisiología al británico Robert G. Edwards, ganador el año pasado por desarrollar la terapia de fecundación in vitro.
El premio otorgado hoy abrió la ronda de ganadores de los Nobel, que seguirá mañana con el de Física y continuará los próximos días, por este orden, con los de Química, Literatura, de la Paz y Economía.
El Instituto Karolinska de Estocolmo premió hoy con el Nobel de Medicina o Fisiología a tres científicos por sus logros en el estudio del sistema inmunológico, que abrieron nuevas vías para la prevención y el tratamiento de enfermedades.
Los trabajos del estadounidense Bruce A. Beutler, el francés Jules A. Hoffmann y el canadiense Ralph M. Steinman han posibilitado mejoras en las vacunas contra infecciones y en el tratamiento de los tumores y de las enfermedades inflamatorias.
A Beutler y a Hoffman, que se repartirán una mitad del premio de 10 millones de coronas suecas (1,1 millones de euros o 1,5 millones de dólares), se les ha distinguido “por sus descubrimientos relacionados con la activación de la inmunidad innata”, según el fallo del Comité Nobel.
En el caso de Steinman, que se lleva la otra mitad del galardón, se reconoce “su descubrimiento de la célula dendrítica y su rol en la inmunidad adaptativa”, la última etapa de la respuesta inmunitaria del cuerpo humano.
A lo largo del pasado siglo, los componentes del sistema inmunológico han sido identificados de forma progresiva, y varios de esos descubrimientos han sido distinguidos con el Nobel de Medicina.
Enigma resuelto
Pero los mecanismos de activación de la inmunidad innata y de mediación entre ésta y la inmunidad adaptativa eran un enigma hasta los estudios de los tres premiados con el Nobel de Medicina 2011.
Steinman (Montreal, 1943) descubrió en 1973 un nuevo tipo de células, las dendríticas, y empezó a investigar su papel en el sistema inmunológico.
El científico canadiense demostró que estas células poseían una capacidad única para activar las denominadas células “T”, claves en la inmunidad adaptativa y en el desarrollo de una memoria inmunológica contra distintas sustancias.
De este modo pudo revelar cómo se activa el sistema inmunológico adaptativo y cómo se relaciona con la inmunidad innata.
Hoffmann
Jules Hoffmann (1941), de origen luxemburgués pero nacionalizado francés, investigaba a mediados de la década de 1990 cómo las moscas de la fruta combaten las infecciones, y disponía para ello de moscas con mutaciones en varios genes, como los receptores Toll, proteínas con un papel destacado en la adaptación del sistema inmunológico.
Al infectar a las moscas con bacterias u hongos observó que las que tenían mutaciones en los receptores Toll morían porque no eran capaces de construir una defensa efectiva.
El científico descubrió que los receptores estaban implicados en detectar microorganismos patógenos y que era necesario activarlos para lograr una reacción exitosa contra estos.
Beutler
A finales de la misma década, Beutler (Chicago, 1957) buscaba un receptor para fijar los lipopolisacáridos (LPS), polímeros que forman una especie de capa protectora de las células bacterianas.
Beutler descubrió que los ratones resistentes a los LPS tenían una mutación en un gen muy similar al gen Toll de las moscas de la fruta, lo que demostró que los mamíferos y las moscas de la fruta usan moléculas similares para activar la inmunidad innata al enfrentarse a microorganismos patógenos.
Los descubrimientos de Hoffman y Beutler impulsaron la investigación en el área de la inmunidad innata, y en la actualidad han sido identificados en humanos y ratones una docena de receptores similares a los Toll.
Los tres inmunólogos suceden en el palmarés del Nobel de Medicina o Fisiología al británico Robert G. Edwards, ganador el año pasado por desarrollar la terapia de fecundación in vitro.
El premio otorgado hoy abrió la ronda de ganadores de los Nobel, que seguirá mañana con el de Física y continuará los próximos días, por este orden, con los de Química, Literatura, de la Paz y Economía.
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