Alberto Vázquez-Figueroa nació el 11 de octubre de 1936 en Santa Cruz de Tenerife (España), aunque cuando aún no había cumplido un año su familia fue exiliada por motivos políticos al África Española, ya que su padre fue republicano socialista y fue encarcelado durante la Guerra Civil; allí pasó toda su infancia.
Más tarde, su padre fue liberado, pero estuvo ingresado durante varios años en un hospital a causa de la tuberculosis. Asimismo, estando en África su madre falleció. Entonces Vázquez-Figueroa fue recogido por su tío, administrador civil del fuerte militar en el Sahara español en el que vivían. Éste comenzó a proporcionarle libros para leer, sobre todo novelas de aventuras de autores como Joseph Conrad, Herman Melville o Julio Verne, que hicieron que éste fuera su género favorito.
A los 16 años regresó a Tenerife para estudiar. Trabajó como profesor de submarinismo y buceo en un buque-escuela "Cruz del Sur", con Jacques Cousteau, donde estaría dos años. Trabajó en los rescates de cadáveres en el Lago de Sanabria después de la rotura de la presa de Vega de Tera la cual destruyó el pueblo de Ribadelago.
Actualmente reside entre un ático en el madrileño barrio de Argüelles y Lanzarote.
Como empresario e inventor.
Inventó un sistema para potabilizar el agua de mar por presión que genera a la vez energía eléctrica. Consiste en elevar el agua hasta unos 600 metros, lo que genera la presión suficiente para la desaladora. La empresa (Desalinizadora A.V.F. S.L.) que explota este procedimiento, de la que es presidente, construyó una desaladora en Jordania, proyectándose una nueva para Almería.
Tiene varias patentes nacionales y europeas a su nombre basadas en su tecnología de desalinización por gravedad.
El proyecto, no obstante, ha sido objeto de severas críticas por distintos ingenieros por el siguiente hecho: la presión necesaria para subir el agua hasta la cima de la montaña equivale (de hecho, es ligeramente superior) a la obtenida por la caída libre. Es más: si parte de la energía del agua cayendo se utiliza para producir electricidad, esto se traducirá en menos presión final, haciendo necesaria una montaña más alta por la que se necesitará más electricidad aún. Es por esto que el proyecto no representa ninguna evolución respecto a las actuales desaladoras, pues lo único que puede mejorarlas es la creación de una membrana más acurada. Pero hay que tener en cuenta que su proyecto planteaba utilizar la energía eléctrica en la tarífa nocturna para elevar el agua, la energía que no se consume y que es producida de forma incesante en las centrales nucleares y térmicas; lo que abarata mucho el consumo del sistema, ya que usa energía que es desperdiciada, tal y como el autor expresa amargamente en uno de sus artículos expuestos en su página web. Por lo que es posible que su proyecto no se aprobase por las dificultades técnicas, sino por los intereses de las compañías eléctricas.
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