03/10/2018 11:53 - Actualizado:
03/10/2018 12:23
La Academia Sueca ha
concedido este año el Nobel de Química a los científicos Frances H. Arnold, George P. Smith y Gregory P. Winter
por usar los principios de la teoría de la evolución y selección natural
desarrollados por Charles Darwin para aplicarlos a la química y crear nuevas
proteínas. Las invenciones de estos investigadores se usan hoy en día para
múltiples aplicaciones, desde la creación de químicos menos perjudiciales para
el medio ambiente hasta la fabricación de biocombustibles.
"Los ganadores del
premio de este año han dominado la evolución y usado los mismos principios
-cambios genéticos y selección- para desarrollar proteínas que resuelven los problemas químicos de la humanidad",
ha asegurado hoy el comité del Nobel.
La mitad del premio se
lo lleva Frances Arnold, doctorada en Ingeniería Química en la Universidad
estadounidense de Berkeley, quien logró crear por primera vez encimas
(proteínas que generan reacciones químicas) aplicando evolución dirigida. Es decir, ha sido
capaz de utilizar los cambios genéticos y la selección natural para desarrollar
proteínas nunca antes sintetizadas. Estas encimas se utilizan hoy en día para
la fabricación de
La otra mitad del Nobel
de Química 2018 se la llevan George Smith (doctorado por la Universidad
estadounidense de Harvard) y Gregory Winter (doctor por la Universidad
británica de Cambridge). El primer investigador ha desarrollado un método capaz de evolucionar nuevas proteínas usando bacteriófagos (virus
que infectan solo bacterias). Gregory Winter comparte la mitad del Nobel de hoy
con Smith por usar esta misma técnica para producir nuevos medicamentos.
Mediante el uso de bacteriófagos se ha logrado producir anticuerpos capaces de
neutralizar toxinas, contraatacar enfermedades autoinmunes y luchar contra el
cáncer metastásico.
El año pasado el premio
fue concedido a Jacques Dubochet, Joachim Frank y Richard Henderson, padres de la críomicroscopía electrónica, o como
ha declarado el Secretario General de la Academia Nobel, Göran Hansson,
"un método guay para ver moléculas". El jurado declaró el objeto de
este galardón como una revolución. La críomicroscopía resuelve el problema de
poder observar moléculas biológicas en su entorno natural y sin usar tintes. El
microscopio electrónico como tal tiene casi cien años, han dicho esta mañana
los miembros del comité, pero para observar los objetos requiere que estos
estén al vacío.
La criomicroscopía
resuelve este problema congelando la muestra con un gas como el nitrógeno líquido o el
propano, con cuidado de que no se formen cristales de hielo,
capaces de refractar el haz de electrones del microscopio y distorsionar la
imagen. Este proceso se conoce como vitrificación y Jacques Dubochet
(Universidad de Lausana, suiza) fue el creador de la técnica de congelamiento
ultra-rápido que permitía ver nítidamente con el microscopio estas moléculas.
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