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Candelaria - TENERIFE, Islas Canarias, Spain
Profesor del Departamento de Física y Quimica.

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domingo, 13 de octubre de 2019

NOBEL MEDICINA 2019.

El Comité de los Premios Nobel ha decidido otorgar el galardón de Fisiología o Medicina de 2019 a William G. Kaelin Jr, Sir Peter J. Ratcliffe y Gregg L. Semenza por sus hallazgos sobre los mecanismos por los que las células perciben y se adaptan a la disponibilidad de oxígeno. Sus trabajos han allanado el camino para nuevas y prometedoras estrategias contra la anemia, el cáncer y muchas otras enfermedades.




Nobel de Física para el descubrimiento del primer planeta extrasolar y la evolución del universo.




De dónde venimos y hacia dónde vamos. Son preguntas fundamentales sobre nuestra existencia que puede hacer un niño pero cuya respuesta es tan compleja que bien merece un Nobel. Tres famosos astrofísicos han sido galardonados este martes por la Real Academia de las Ciencias sueca por sus impresionantes avances en el intento de contestarlas. El canadiense James Peebles, que recibe la mitad del premio, ha sido reconocido por contarnos la evolución del universo desde el Big Bang hasta el presente, arrojando luz sobre la misteriosa composición del cosmos. Por su parte, los suizos Michel Mayor y Didier Queloz, que comparten la otra mitad, fueron los primeros en encontrar un planeta extrasolar orbitando una estrella, en octubre de 1995. Desde entonces, la «caza» de mundos en otros sistemas, exoplanetas, ha sido imparable: Ahora ya se conocen 4.000. Y quizás alguno de ellos pueda ser habitable.
Según el Instituto Karolinska de Estocolmo, las ideas de Peebles (Winnipeg, Canadá, 1935) fueron decisivas para transformar la cosmología en los últimos cincuenta años, abandonando la especulación y recurriendo solamente a observaciones y medidas para conocer el cosmos. «Su marco teórico, desarrollado durante dos décadas, es la base de nuestra comprensión moderna de la historia del universo», resumió la academia.
Profesor de la Universidad de Princeton (EE.UU.), Peebles identificó la radiación residual dejada por el Big Bang hace casi 14.000 millones de años. Codificados en ella, están ocultos muchos de los secretos de esa gran explosión. Sus cálculos también nos muestran un universo en el que solo se conoce el cinco por ciento de su contenido, la materia de la que están hechas las estrellas, los planetas o nosotros mismos. El resto, el 95 por ciento, es materia oscura y energía oscura, por ahora desconocidas y un auténtico desafío para la física moderna.

La estadounidense Karen Uhlenbeck se lleva el Premio Abel por sus revolucionarias investigaciones en la intersección con el mundo de la física

Hace medio siglo, la estadounidense Karen Uhlenbeck, por entonces una joven y prometedora matemática, se puso a buscar un empleo, tras dos breves trabajos temporales como profesora en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y en la Universidad de Berkeley. “Me dijeron que nadie contrataba a mujeres, porque las mujeres debían estar en casa y tener bebés”, recordó en un libro en 1997. Hoy, la Academia de Ciencias y Letras de Noruega ha decidido conceder a Uhlenbeck el Premio Abel 2019, dotado con unos 600.000 euros y considerado el Nobel de las matemáticas.

Nobel de Química 2019 para los «padres» de la batería del móvil

Llevamos en el bolsillo el último Nobel de Química. La Real Academia de las Ciencias de Suecia ha premiado este año a los «padres» de las baterías de ion-litio recargables, presentes en cualquier dispositivo inalámbrico actual, desde los teléfonos móviles a los ordenadores portátiles que utilizamos a diario. El estadounidense John B. Goodenough, el británico Stanley Whittingham y el japonés Akira Yoshino impulsaron la creación de una batería potente y ligera que, como explican desde Estocolmo, puede hacer posible «un mundo libre de combustibles fósiles». El motivo es que se utiliza para todo, desde alimentar automóviles eléctricos hasta almacenar energía de fuentes renovables, como la solar y la eólica.
Como muchos ingenios, este también surgió de la necesidad. En plena crisis del petróleo en la década de 1970, el gigante Exxon decidió diversificar sus actividades. En una importante inversión en investigación básica, reclutó a algunos de los científicos más importantes de la época en el campo de la energía, dándoles la libertad de hacer casi lo que quisieran. Y ahí estaba Whittingham. El actual profesor de la Universidad Estatal de Nueva York comenzó a investigar sobre superconductores y descubrió un material extremadamente rico en energía, que utilizó para crear un cátodo innovador en una batería de litio. Estaba hecho de disulfuro de titanio que, a nivel molecular, tiene espacios que pueden intercalar iones de Litio.
El ánodo de la batería contenía parcialmente litio metálico y era potente, más de dos voltios. Sin embargo, el litio metálico es reactivo y la batería era demasiado explosiva para ser viable. Los bomberos tuvieron que apagar varios incendios y finalmente amenazaron con hacer que el laboratorio pagara los productos químicos especiales utilizados para extinguir el fuego ocasionado por el litio.





Para hacer la batería más segura, Whittingham realizó algunos cambios y el artefacto comenzó a fabricarse a pequeña escala para un relojero suizo que quería usarla en relojes con energía solar. El siguiente objetivo era poder alimentar un automóvil. Sin embargo, el precio del petróleo cayó drásticamente a principios de la década de 1980 y Exxon necesitaba hacer recortes. El trabajo de desarrollo se suspendió y la tecnología fue licenciada a tres compañías en tres partes diferentes del mundo.